jueves, 11 de octubre de 2007

La verdad os hará libres

«Si os mantenéis en mi Palabra, seréis verdaderamente mis discípulos, y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres.» Juan 8:32


Parece que desde niños/as somos invitados a la tentación de estar aprisionados por la mentira y por la falta de la verdad. Muchos filósofos y teóricos del pensamiento, modernos y postmodernos, dicen que el concepto de “verdad” como algo absoluto y total no existe. Jesús decía que nos mantuviéramos en su palabra y así conoceríamos la verdad y esta verdad nos haría libres. Es otro tipo de construcción de la verdad, algo universal sin tintes de absolutismo y de totalitarismo.

Hoy por hoy esta búsqueda de la verdad teniendo como base las enseñanzas de Jesús y también el testimonio bíblico se encuentra cada vez más truncada pues son muchas las “verdades” que se encuentran en nuestro medio. Incluso en el ámbito cristiano podríamos decir que hay muchas formas de acercarse a la misma palabra de Dios (la Bíblia). Algunos lo hacen de forma literal (lo que dice el texto se hace y se cumple – no importa lo que dice, pero así está escrito y listo), otros en forma contextual e interpretativa (que puede decir este texto elaborado en aquél contexto, para nuestros días hoy), lo que es más coherente con el sentido dinámico de la acción de Dios en la vida y en el mundo.

Dentro de este sentido de la verdad de la palabra de Dios, interpretada y encaminada dentro de una propuesta comunitaria, podemos empezar a encontrar este sentido, o mejor, el sentido de la libertad. Una libertad construida y compartida a partir de la palabra transformadora de Dios. Este Dios que nos hizo libres y que con la caída nuestra, del ser humano, nos hemos puestos prisioneros de la falta de la verdad divina.

Así que dentro de todo lo que se nos presenta en la realidad lo que nos puede acercar a esta verdad que genera en nosotros libertad es exactamente este ámbito de reforzar a la comunidad y a los proyectos participativos hechos en este espíritu. Y allí, creemos, está la clave del cambio y de la transformación puesto que es mucho más difícil hacer las cosas de forma acordada, participando todos/as y escuchando a todas las opiniones y formas de abordar a la problemática. El ámbito autoritario y absoluto de ciertas verdades (con las cuales convivimos a diario y también las reproducimos en nuestras formas de trabajo) necesitan ser deconstruidos para así encontrarnos con aquella libertad anhelada.

A partir de ello podríamos decir que la libertad generada por la verdad en Cristo de ninguna manera es compatible con las libertades neoliberales en dónde prima un sentido de competición <> competencia entre iguales <> diferentes y una forma bastante fragmentada e individual de acercarse a la realidad. Lo increíble de todo esto es que muchas corporaciones neoliberales usan las metodologías participativas y de construcción colectiva, para la búsqueda de la ganancia (lucro) mientras que muchas comunidades eclesiales cristianas usan metodologías autoritarias, no inclusivas (más bien exclusivas – si hablamos de las etnias, por ejemplo) y muy poco democráticas. Las fuerzas centrífugas de las verdades absolutas generan descartes de personas y expulsión de aquellos que piensan diferente, las fuerzas centrípetas (como tendría que ser el mensaje cristiano) incluyen y construyen a partir de los sentidos diferentes para allí generar un ámbito comunitario transformador.

El hábito no hace el monje dice el dicho, pero como toda metáfora o dicho tiene su limitación podríamos decir que a un monje desnudo nadie lo escucharía. Así que quizás tendríamos que empezar a rever muchos de nuestros “hábitos” para empezar a alcanzar cada vez más y más personas con la fuerza transformadora de la palabra de Dios.

Que nuestro buen Dios y señor nos de su fuerza para así empezar a generar comunidades cada vez más comprometidas con esta verdad que construye libertad. Parafraseando un roquero que decía “falta de cultura para escupir en la estructura”, podríamos decir que a nosotros nos falta un poco de fuerza para encontrar la veta que nos ayude a liberarnos de estos métodos que están atados a las dinámicas del poder que va en contra de la verdad divina y cristiana.

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