viernes, 7 de noviembre de 2008

Que “dios” salve la bolsa de valores

José Ortega y Gasset fue un filósofo español que ha vivido muchos años en sudamérica y ha hecho una gran contribución al pensamiento latinoamericano. Me ha llamado la atención uno de sus escritos que es Creer y Pensar en dónde postula una hermenéutica científica totalmente innovadora. Trabaja con un concepto de ideas creencias que, según él, son las ideas que uno tiene sin hacer el uso de la razón o las ideas que están en nuestro sentido mismo de ser humano. Realmente llama mucho la atención este análisis pues nos deja descubiertos en muchos flancos porque realmente no pensamos y no trabajamos con estas “ideas creencias” pues son parte misma de nuestro ser y de nuestra construcción antropo-socio-cultural, Dice Ortega que hay “realidades” en nuestra vida que simplemente están, son algo que no pasa por el ámbito de la razonabilidad (son un hecho anterior a la propia razón) pues son el tronco mismo del ser y lo que lo y/o nos sostienen como humanidad en muchas particularidades de acuerdo a los condicionantes geográficos, culturales, religiosos y económico. Podríamos llegar a afirmar que muchos de nosotros tenemos un “formateo básico” y/o un “sistema operativo” pre programado que nos habilita a “operar” en cierto ámbito social y cultural.

De acuerdo a esta posibilidad planteada por OyG todos tenemos condiciones que nos determinan cierto accionar y cierta operatividad en la vida y sociedad. Lo que nos darían particularidades, no una base distinta, serían las ideas ocurrencias y en ellas estarían comprendidas las ciencias y filosofías, para no decir todo lo académico.

Escrutando las distintas posibilidades teóricas en américa latina nos encontramos con Paulo Freire que trabaja bajo otro aspecto que nos pone en jaque la idea de las ideas creencias pues la traslada a un ámbito de dominador y dominado, en dónde el dominador ya viene con sus “ideas creencias” que son inmutables y que le sostienen en la posibilidad de dominar y subyugar a otros/as. Por el otro lado el dominado (oprimido) también tiene sus condicionantes y a la vez está empoderado por el dominador y lo tiene adentro suyo, lo tiene introyectado y reproducido en su forma de ver el mundo a partir de la dominacion sufrida.

Freire entonces plantea la posibilidad de la liberación (diríamos que tendría que ver con la deconstrucción de las ideas creencias) de los oprimidos cuando empiezan a construir y/o a buscar “ser más” superando a etapa de la dominación liberando a la vez, aunque con muchas resistencias al propio opresor. Hasta aquí todo bien con Freire pues empieza desde un ámbito antropológico de reconstrucción de la humanidad “perdida” del oprimido.

A partir del “marco” de la teología podríamos decir que lo que plantea Ortega y Gasset podría estar relacionado con la intrínseca conexión del creador con sus creaturas. El vínculo mismo del SH con Dios serían nuestras ideas creencias, las ideas ocurrencias serían nuestra relación de opresores y oprimidos que podrían y deberían ser cambiadas por nuestro compromiso por el cambio y la transformación en la sociedad.

Cuando Jesús habla del “amense los unos a los otros como yo los he amado” nos da una poderosa herramienta de liberación puesto que nos pone en la responsabilidad de, con un acto de amor y movidos por este amor de Él hacia nosotros, no permitir bajo ningún aspecto el desamor y la dominación. Con el uso de esta poderosa herramienta tendríamos entonces en nuestras manos uno de los caminos para encontrar la liberación del ejercicio de la dominación por un lado y por el otro del “ser dominados”.

El ámbito Cristológico es el que nos da el marco para empezar a ejercitar estas nuevas ventanas en nuestras ideas ocurrencias y también empezar la deconstrucción  en aquello que pensamos que sean nuestras ideas creencias.
Acá se nos viene a la mente uno de los dichos de Martín Lutero: “Dios actúa en nosotros, pero no sin nosotros”. Alli podríamos inferir, entonces, que en el constante tironeo de entre nuestras falsas “ideas creencias” y la liberación encontraríamos la ayuda y el soporte de Dios mismo que estaría obrando en nosotros para acompañarnos en esta enorme y virulenta lucha en contra e las herramientas de dominación generadas por la misma realidad pecadora de la humanidad.

Liberación entonces, a nuestro modo de ver tendría que ver con el perdón y la transformación de las ideas básicas que nos habían sostenido hasta este entonces. Allí estaría la clave: empezar a ubicar en nuestra “construcción” antropológica individual y comunitaria las falsas “ideas creencias” que están “formateadas” en nuestro ser como humanos. Liberarse estaría en un ámbito de una deconstrucción por un lado y por el otro una búsqueda infinita en reestructurar la humanidad reestablecida por el perdón y por la cruz de Cristo.

Liberarse tendría que ver entonces con un parámetro de construcción comunitaria de una “metanóia” (cambio de paradigma) y de abordaje de nuestro mismo entendimiento de ser humano, evangelio y del Emanuel (del Dios con nosotros).

La redención aparece como desafío a la reinterpretación y a la búsqueda de la reconstitución de este nuevo ser humano que vive e intenta cada día más reencontrarse en un mundo que lo tiene cosificado y transformado en un objeto dominado. La muerte y resurrección son la fundación de esta nueva humanidad y el camino para llegar a la fuente de esta nueva vida que nos da condiciones de vernos de una forma más realista puesto que las falsas expectativas puestas en la fuerza antropológica (sin la ayuda de Dios) lo único que hacen, como una linda trampa, es llevarnos cada vez más al camino de las herramientas de dominación y de sumisión.

Hoy mirar a lo que conmueve a un país del norte por un “marco” distinto dentro de lo estético, a mi modo de ver no de lo fundacional, hace que muchos/as en américa latina seamos ilusionados con una “espeanza” hueca en algo que es antropológicamente imposible desde la concepción misma de la construcción del aparato dominador. Un acto de amor cristiano hoy podría ser no depositar esperanza ni confianza en una “ilusión óptica” que genera falsas expectativas en nuestro medio pues hemos aprendido a “creer” en la benevolencia de a dominación y poner el poder de nuestra libertad en ella, poniéndonos una vez más como meros objetos de una propuesta que lo que hace de mejor es generar la muerte y la exclusión. Hoy podríamos referirnos a una nueva construcción idolátrica en dónde decir “que dios salve la bolsa” nos estaría poniendo en una “esperanza” maquinada por la propaganda de la dominación para mantenernos entretenidos e iludidos para que sigamos perdiendo el tiempo en no construir nuestra libertad con este Dios con nosotros que actúa con nosotros, no sin nosotros.

Espero sinceramente que las iniciales del ídolo de la liberación sin compromiso de transformación y de esperanza en la magia no tengan nada que ver con BO y que como latinoamericanos no creamos tan fácilmente e ilusoriamente en la propaganda del imperio que lo único que tiene bien en claro es salvarse a si mismo.

martes, 4 de noviembre de 2008

Siglo XXI – Cambalache y Lutero

Es increíble pensar que ya se pasaron 491 años del día que Martín Lutero empezó la reforma protestante en contra de la venta de las indulgencias. Es inaudito darse cuenta que gran parte de los “luteranos” actuales, seguidores de la reforma no hacen más que solventar grandes museos eclesiásticos pues han perdido el empuje del reformador.

En argentina hay un dicho muy interesante que viene de un cantante muy conocido que dice “lo atamos con alambre” y quiere decir que uno parcha, enmienda, arregla lo deja funcionando para que siga. Así podríamos decir que las Iglesias luteranas como un todo han actuado en estos últimos siglos. Algunas hemos construido (o atado con alambre) formas muy tradicionales y hasta estáticas de ser, otras han empezado a traer (o a parchar) sus falencias con otras perspectivas religiosas que le han sido relativamente provechosas.

Si uno presta un poco de atención al “discurso” de muchos de nosotros como Luteranos pareciera que el pobre Martín tenía la respuesta para todo y para todas las situaciones, siempre vamos escuchar “porque Martín Lutero decía…” y después toda una interpretación a gusto propio de lo que se piensa que habría dicho.

He escuchado muchos absurdos acerca de Lutero y hay algunos que me han sorprendido muchísimo. En una reunión he escuchado a una persona defendiendo el sentido humanista de Lutero en el ámbito de la educación, colocándolo a la par de Erasmo de Rótterdam (ambos contemporáneos) como dos grandes precursores de la educación moderna y de la independencia intelectual moderna. Tuve que volver a leer “La libertad determinada – 1525” y darme cuenta que Erasmo y Lutero tenían una visión antropológica totalmente distinta y que su concepción de ser humano era por ende totalmente diferente, por no decir antagónica. Pero para justificar el desconocimiento de lo que decía Lutero y también de lo de Erasmo, que lindo quedaba para el discurso colocarlos como “compañeros de lo mismo”.

Por otro lado muchas iglesias luteranas han “importado” parámetros de otros marcos e idearios confesionales que suenan como “sapo de otro pozo” pero bien acomodados dentro de este “luteranismo” muy peculiar. De allí a llegar a tener expresiones que no tienen nada que ver con el cristianismo sino con otras religiones no hay mucha distancia. En estas andanzas he visto en la celebración de un funeral familiares del difunto abrazarse al muerto y decirles cosas al oído. Después de haber terminado la celebración y el entierro me acerco a las personas y le pregunto sobre esta “costumbre”, pensando que era alguna cuestión de religiosidad popular traída sincréticamente al ámbito de la fe cristiana. A lo que me saltan diciendo que no, totalmente al contrario, uno de los pastores que había atendido a aquella comunidad les había enseñado que antes de sepultar a algún familiar podían enviarle mensajes a los familiares muertos anteriormente. O sea, la comunicación reencarnacionista con los espíritus de los muertos era parte de la catequesis común y corriente. Cuantos más he escuchado hablar sin tapujos de la separación del cuerpo y del alma en un contrasentido total con el cristianismo y con el mismo credo apostólico que habían acabado de profesar. Diría Lutero, Solo Cristo ─ estos dirían: siempre y cuando lo dibujemos de la forma que querramos. (¿Lo atamos con alambre?)

Me cuesta mucho, por la propia constitución cultural de uno, hablar de la mezcolanza y la confusión entre el ser luterano y el ser de cierta nacionalidad. Algunos hemos heredado esta “confusión” y la tenemos en nuestra construcción de fe y personalidad dentro de un parámetro totalmente pervertido de ciudadanía “patriótica”. El tema de la separación de la iglesia y el estado acá también aparece de una forma bastante confusa y hasta sobrepuesta en el sentido que hay muchos países “luteranos” en dónde las Iglesias son nacionales y no hay diferencia entre bautizar una criatura y anotarla en el registro civil. Civilidad y “fe” son parte de lo mismo, no se diferencian y se confunden de una forma totalmente sin lógica. ¿Haría la santa cena con cerveza y/o Glöck, el fraile agustino?

Por otro lado aparece toda una “nueva ola” de luteranos que hace un sistemático sincretismo entre las manifestaciones de la religiosidad “popular” y/o autóctonas de ciertos pueblos extrayendo de allí un gran “crecimiento misionero” y una herramienta de dominación y manipulación de masas. Esto sin hablar de la falsa solidariedad puesta en práctica con grandes acciones de “promoción humana”. ¿Podríamos encontrar aquí una forma más de la teología de las obras tan combatida por Martín?

Esto sin hablar de aquellos que somos luteranos porque “sabemos” muy bien lo que quizo decir Martín en contra de las indulgencias y en contra de los poderes que dominaban en aquella época. Tenemos muy en claro que nuestra “forma especial de ser” luteranos nos trae algunas características muy interesantes. En las administraciones de muchos centros confesionales encontramos ejemplos de nepotismo muy combatidos por todos nosotros en las homilías dominicales, encontramos caminos más verticales que la propia realidad medieval que tenía Martín, pero somos totalmente “democráticos y horizontales” (¿y el alambre?)

Quizás esta forma de poder vernos podría estar dentro de la estructura de pensamiento de la reforma, poder hacer una lectura de lo que somos los luteranos contemporáneos a partir de la clave hermenéutica de los cuatro solos (solo Cristo, solo la Fe, solo la Gracia, solo la escritura) sería todo un ejercicio  y quizás podríamos empezar a reencauzarnos en el camino y en la búsqueda de la reforma nuestra de cada día, no solo la del pasado. Encontrar este espíritu de la reforma en el medio nuestro nos hace rever nuestras cuestiones operativas y modelos de gestión y participación en nuestras comunidades.

Podríamos empezar a reconstruir las 95 tesis de Lutero en contra de las indulgencias modernas, en contra del mimetismo con los poderes de turno y nacionalidades, en contra de la falsa solidariedad y “promoción” de dominio de las masas. Que interesante sería si pudiéramos ser interpelados por Martín en nuestros días y así empezar a caminar de nuevo a partir de un nuevo sentido que puede venir de los parámetros básicos traídos por él, hacen ya tantos años. ¿Nos animaremos a tanto? O mejor ¡lo atamos con alambre!

martes, 2 de septiembre de 2008

Compartir Materiales Formativos

Estimados/as hermanos/as, espero que estén bien y que nuestro Señor los colme de bendiciones.

Quisiera compartir esta nueva experiencia en dónde estamos (experimentalmente) subiendo el audio de los cultos para que aquellos/as que no pudieron acercarse el domingo puedan, por lo menos, tener la palabra y la alabanza en sus mentes y corazones

Sabemos que las nuevas herramientas de comunicación avanzan día tras día, hoy podríamos ya estar enviando no solo el audio, sino también video en vivo, pero para esto necesitamos que más y más personas se involucren en los distintos estamentos de la Parroquia.

Esperamos que esta iniciativa "hecha a pulmón" les sirva de algo y que puedan multiplicar la información. Los archivos también están disponibles para download así que pueden "bajarlos" para escuchar en otros aparatos y/o enviarlos a otras personas si les parece, la dirección es www.cloviskurtz.blogspot.com.

Además de esta iniciativa hemos puesto a disposición de todos/as una serie de materiales confesionales y formativos para que el “ser luteranos” hoy no pase solamente por una cuestión hereditaria, sino por un actuar proactivamente formándonos como ciudadanos/as y como miembros/as de nuestra Iglesia. Espero que la lectura de tales materiales sea de utilidad y de crecimiento para todos/as.

Es cierto que hoy por hoy hay mucha diseminación de presentaciones y de “mensajes de fe” que pueden parecer y/o ser buenas. Nosotros como comunidades históricas a veces no nos damos cuenta que tenemos que reforzar nuestras bases confesionales y así poder generar una visión crítica y más abarcativa en cuanto al entendimiento del ser cristianos hoy.

Los documentos aquí compartidos están al servicio de toda la comunidad y por lo tanto estaríamos agradecidos si los hicieran circular entre sus contactos. Hay tantos mensajes, que dicen que si uno al terminarlo de leer no lo envió a 10 de sus contactos (o a todos sus contactos) puede perder la oportunidad de recibir una bendición, a los cuales les damos una gran importancia y hacemos lo que se nos pide.
El mismo empeño puede ser tomado con la cuestión formativa de nuestro ser Iglesia.

Escritos Confesionales de la Iglesia Luterana:
La Confesión de Augsburgo
Así es la Iglesia Luterana - Catecismo Menor de Martín Lutero
Martín Lutero - Cómo meditar en la pasión de Cristo
Martín Lutero - La Definición de la Fe

Escritos históricos y formativos:
Martín Lutero - Su vida y su obra
Los Cristianos Luteranos y sus creencias

Historia local y congregacional:
Documento de estudio: Cómo y con quién somos Luteranos

Documentos para generar el debate acerca de cómo construir comunitariamente situaciones de cambio en nuestras mentes y acciones:
Regras de Procedimiento Parlamentario de Robert
El ojo del Poder - Michel Foucault

Sin más por el momento me despido fraternalmente en Cristo Jesús, nuestro único Señor y Salvador.

Pastor Clóvis Elói KurtzIglesia Evangélica Luterana Unida

miércoles, 23 de julio de 2008

Llamado a servir

En la confesión luterana hay un término que intenta describir las responsabilidades de todos/as los cristianos/as en la comunidad y en la sociedad, es el Sacerdocio Universal de Todos los Creyentes. Esta era la forma que Martín Lutero usó para explicar la función de cada uno de nosotros en la comunidad cristiana y en nuestras labores en la sociedad en general. Es extremamente interesante entender esta perspectiva de ejercer el sacerdocio en todos los ámbitos en los cuales uno está inserto. El punto de partida para el mismo es siempre la Mesa del Señor (la Santa Cena) que nos alimenta, alienta y nos invita a seguir en la senda del servicio. Es a partir de allí que somos enviados a ejercer este sacerdocio y es a partir de allí que somos llamados a evaluar nuestro ejercicio del mismo. Podríamos decir que el Cristiano deja de tener oportunidades de descanso; cuando ejerce una actividad comercial (para la cual fue vocacionado) debe intentar hacerlo de la mejor manera posible, siguiendo caminos de justicia; cuando ejerce una actividad docente debe intentar hacerlo de manera que sus alumnos puedan encontrar reflejado/a en él/ella este sentido del servicio; cuando está en el ámbito de la salud también debe desarrollar la atención a los/as que lo demandan, de manera que sean hechos parte de este don que Dios les ha dado. Teniendo en cuenta, entonces, que todos/as somos vocacionados/as para el servicio en todos los ámbitos en que nos desarrollamos, estamos, de esta manera, impedidos de hacer una separación entre lo que es nuestra vida cristiana y nuestra vida civil, pues las mismas no tienen separación, o sea, está de forma integral al servicio de nuestro Dios y Señor. De esta forma tampoco podemos hacer la confusión o la mezcolanza de los dones. Si uno fue vocacionado para ser mecánico, por ejemplo, que sea un buen mecánico y no vaya a ejercer como enfermero o veterinario, si uno fue vocacionado al desarrollo de nuevas capacidades inventivas que se dedique a lo suyo, pues para esto Dios le dio este don. Así que hoy por hoy podríamos decir que si alguien está enfermo que acuda a quién Dios ha vocacionado (y para lo cual también se ha capacitado - con ayuda de Dios) en el campo de la salud. Imaginémonos la paradoja y la gran contradicción si para arreglar un motor hiciéramos una oración y ya lo tendríamos hecho (¿para que el pobre mecánico se habría capacitado? y ¿para qué Dios le habra dado el don - talento?); si para curarnos de las enfermedades (muchas veces muy graves) que nos aquejan tuviéramos que buscar alguna iglesia o capilla que nos sanara para qué entonces tendríamos los hospitales, clínicas, sanatorios y todo lo demás? Muchos se acordarán de Syster Sigrid, o mejor, hermana Sigrid, que fue formada como Diácona pero a la vez también tenía la capacitación de enfermera; para hacer los partos seguramente ponía sus manos en las manos de Dios pero ejercía su capacitación en el campo de la salud. En ella encontramos uno de los ejemplos más claros de cómo somos y podemos ser vocacionados al servicio, ella recibió el llamado a servir en su tierra lejana y se entregó de corazón a nuestra gente y a la tierra colorada, pero de ninguna manera confundió sus dones y sus roles.


Le invito ahora a que tome su Biblia y lea Mateo 25:14-30 y compare los talentos (dones - no dinero) que Dios le ha dado y que evalúe los frutos que este ha generado en su comunidad cristiana, en la relación con las personas que trabajan bajo su responsabilidad, en la relación con los/as compañeros/as de trabajo; en su vida familiar y en el vecindario. Ojalá -que cada uno de nosotros pueda encontrarse preparado para este juicio- y evaluación de nuestro Dios, puesto que Él siempre nos invita y nos llama a servirle en este mundo que tanto necesita.


En nuestra parroquia la mesa es servida todos los domingos, todos los domingos compartimos este pan de vida y este vino de perdón de pecados, cuerpo y sangre de Cristo, Quizás podamos encontrarnos también reunidos en el servicio a nuestro Señor en la sociedad y también en los dones y talentos que Dios nos ha dado para ayudar a SU Iglesia. No dejes TUS talentos enterrados, no dejes que la práctica del servicio se oxide y también con ella tu vida no encuentre sentido. Ven, todos estamos invitados y llamados a esta gran mesa y a este gran sacerdocio como hacedores y seguidores de la palabra de Dios en este mundo que tanto necesita.

sábado, 5 de julio de 2008

¿Cómo y con quienes somos Luteranos?

Documento de estudio

Después de mucho meditar, reflexionar y poner en oración quisiera exponer algunas lineas de cómo nos entendemos en esta comunidad de Fe. Quisiera, por lo tanto, invitarles a entrar en este camino de reflexión y crecimiento a partir de: elementos que nos son comunes a todos/as luteranos/as en el mundo; elementos que nos son comunes a todos/as integrantes de la Iglesia Evangélica Luterana Unida a nivel de Argentina y Uruguay y en lo particular elementos que nos son comunes a todos/as miembros integrantes de esta Parroquia Luterana Olaus Petri en particular.
Partiremos de lo universal, para lo regional y después haremos hincapié en lo local y particular:
En el prefacio del Libro de Concordia (1580) dice:
…¨deseamos repetir una ves más que no es nuestra intención fabricar algo nuevo por medio de este acuerdo ni alejarnos en modo alguno, ya sea en cuanto a contenido como forma, de la verdad divina que nuestros predecesores y nosotros hemos aceptado y confesado en lo pasado, pues nuestro acuerdo se basa en las Escrituras proféticas y apostólicas y está condensado en los tres credos, como también en la Confesión de Augsburgo, entregada en el año 1530 al Emperador Carlos V, de muy grata memoria, en la subsiguiente Apología, en los Artículos de Esmalcalda y en los Catecismos Mayor y Menor del ilustrísimo Dr. Lutero. Al contrario, nuestro propósito es permanecer unánimes, por la gracia del Espíritu Santo, en esta confesión de fe y examinar todas las controversias religiosas y sus explicaciones por medio de ella. Además, es nuestra intención llevar una vida de genuina paz y armonía con los demás electores y estados del Sacro Imperio Romano Germánico y también con otros potentados cristianos, según los estatutos que rigen en este imperio y los tratados especiales que hemos concertado con ellos, y brindar a todos el correspondiente afecto, servicio y amistad.
Ya en el 1530, en la primera Confesión de Fe elaborada y presentada ante el estado (alemán en aquel caso), llamada Confesión de Augsburgo, la Iglesia Luterana se identifica dentro de un marco que después originaria la construcción y constitución del estado moderno en dónde se separan los ámbitos dogmáticos, eclesiales y de fe Cristianas de la organización civil, constitucional y nacional del Estado.
Todas las Iglesias Luteranas en el mundo aceptan como normativas básicas los textos del Antiguo y Nuevo Testamento (en las respectivas traducciones al vernáculo usado en cada país o nación), la Confesión de Augsburgo, los Catecismos Mayor y Menor de Martín Lutero y los Tres Símbolos o Credos; muchas (no todas) aceptan en la íntegra al Libro de Concordia (1580) que contiene también otros escritos confesionales.
Dentro de esta perspectiva normativa somos considerados Cristianos por haber sido hechos parte de la Iglesia Universal (el cuerpo de Cristo ) por el Sacramento del Santo Bautismo y por participar del Sacramento de la Santa Cena. Ahora bien, solo podemos considerarnos parte de la comunión luterana mundial, regional y/o local si participamos del Rito de la Confirmación en dónde nos comprometemos con esta comunidad de Fe y con el marco confesional correspondiente: los textos canónicos del Antiguo y Nuevo Testamento y Los escritos confesionales de la Iglesia Evangélica Luterana, además de las normativas de cada Iglesia regional y de cada comunidad, congregación y/o parroquia en particular.
Toda persona recibida por el Rito de la Confirmación, en alguna de las Iglesias miembro de la Federación Luterana Mundial , es considerada como miembro pleno de la Comunión Luterana Mundial. En Argentina, nuestro caso específico y nacional, existen dos iglesias miembros de la FLM, la Iglesia Evangélica Luterana Unida y la Iglesia Evangélica del Río de la Plata, por ende todos los miembros de las dos comunidades eclesiales somos parte de la comunión luterana mundial, así como lo es la Iglesia Luterana de Suecia (Svenska Kyrkan) y otras iglesias luteranas europeas, americanas y de otros continentes.
Así hemos recibido y constituido como miembros de nuestras congregaciones y/o iglesia a muchas personas que han venido desde otros países y/o otras comunidades eclesiales de confesión luterana. En el caso de cristianos de otras confesiones, para que puedan hacerse parte de esta perspectiva confesional se les dispende el mismo tratamiento que a los que hacen el Rito de la Confirmación, o sea, es necesario un espacio de formación y entendimiento del marco confesional luterano, pero aceptado como válido el Sacramento del Bautismo realizado en otras confesiones y/o denominaciones cristianas; siempre y cuando hubiere sido hecho en El Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
La Confesión de Augsburgo, principalmente, en sus Artículos V – El oficio de la predicación; VII – La Iglesia; VIII - ¿Qué es la Iglesia?; XIII – El uso de los sacramentos; XIV – Gobierno eclesiástico, es muy clara en cuanto a las atribuciones del ministerio eclesiástico (sacerdocio) y la circunscripción de todos los feligreses aceptados por el rito de la Confirmación y a la sujeción a estas normas.
La Iglesia Evangélica Luterana Unida acepta los escritos confesionales supra mencionados, además tiene Estatuto que la compone como culto reconocido por el Estado Argentino, Reglamento en dónde se ordenan los aspectos internos y un documento normativo (aprobado en Asamblea General Ordinaria del año de 1972) llamado Normas de Vida Interna, que establece y explicita las atribuciones de las Congregaciones y/o Parroquias, los/as Pastores/as, de la organización Sinodal y/o consejo de la Iglesia como un todo. En esta organización eclesial hay distintos tipos de congregaciones y/o parroquias: algunas están incluidas en una misma personería jurídica (Iglesia Evangélica Luterana Unida) y otras tienen su propia personería jurídica pero TODAS son indefectiblemente parte de un cuerpo (sínodo) que se constituye como Iglesia Evangélica Luterana Unida. Este cuerpo, institución es compuesto orgánicamente y normativamente por Congregaciones y Pastores (sin importancia del orden), tanto la Congregación y/o parroquia como el/la pastor/a es CONSTITUTIVO de la Iglesia Evangélica Luterana Unida. En sus asambleas sinodales votan y participan activamente los delegados de las congregaciones y/o parroquias y los/as pastores/as.
En el Título V, DE LOS MIEMBROS, de los Estatutos de la Iglesia Evangélica Luterana Unida dice específicamente acerca de los miembros (asociados) clérigos “Los miembros clérigos deberán ser aceptados por la Asamblea General de la Iglesia Evangélica Luterana Unida , previo informe favorable del Ministerium”; los Miembros (Asociados) laicos. “Esta categoría de asociados serán personas físicas que representan a cada una de las siguientes congregaciones” (no citaremos a todas aquí, pero en particular la n. 18 – “Olaus Petri” «Oberá, Misiones, Argentina»).
Empezamos así a ubicar desde lo universal (por el bautismo), desde lo confesional (por la confirmación), para culminar en lo organizacional (Federación, Iglesia, Congregación y Pastores/as). Esta Parroquia desde los años 50 tiene relación directa con la organización nacional de la Iglesia Evangélica Luterana Unida y a partir de su conformación jurídica relación constitutiva con la Comunión Luterana Mundial, en la figura de misión de la Iglesia Luterana de Suecia (Svenska Kyrkan) y en su posterior inclusión a la organización sinodal nacional: Iglesia Evangélica Luterana Unida.
El primer pastor no itinerante, permanente, enviado por la Iglesia Luterana de Suecia (Svenska Kyrkan) integró el cuerpo ministerial de la Iglesia Evangélica Luterana Unida a partir del año 1954 y fue uno de los impulsores de esta identidad confesional regional y/o nacional.
La comunidad, congregación y/o parroquia denominada entonces Asociación Concordia también se hace parte como miembro orgánico (asociado laico) de este sínodo (Iglesia) a partir del año de 1961, y es aceptado por una asamblea general ordinaria como miembro pleno, de hecho y de derecho pleno de esta Iglesia.
A partir de allí ha participado orgánicamente de las Asambleas Ordinarias y/o Extraordinarias de esta Iglesia, quedando registrados los nombres de los delegados enviados en los libros de Actas Locales y también en las Actas de dichas Asambleas. Ha participado en la organización, construcción y discusión de las Normas de Vida Internas de la Iglesia Evangélica Luterana Unida, aprobadas en la Asamblea General Ordinaria del año de 1972. Las cuales ha posteriormente incluido en las condiciones sine qua non de membresía, de sus estatutos locales y de personería, “Art. 5 £ d) – Aceptar como tales las Normas de Vida Interna de la Iglesia Evangélica Luterana”, que ya contemplaban desde el primer registro de personería también los libros confesionales luteranos “comprendidos en el Libro de Concordia (1580)”.
La relación entre esta comunidad y la Iglesia Evangélica Luterana Unida (así constituída a partir de 1948 – miembro fundador de la Federación Luterana Mundial junto a la Iglesia Luterana de Suecia [Svenska Kyrkan]), ha sido fructífera y ha traído muchos frutos para toda la Iglesia así como para la comunidad local. Muchos fueron los/as seminaristas oriundos de esta comunidad y un buen número de Pastores/as actuales tiene relación directa por ser originarios de esta comunidad o por haber participado desde su juventud de actividades sinodales en el ámbito de la parroquia, tales como los campamentos en Panambí. Por el otro lado la Parroquia ha recibido ayudas en fideicomiso para la construcción de su Templo, instituto de enseñanza y casa pastoral, ingenio azucarero en Mártires, entre otros; de la Comunión Luterana Mundial por intermedio de la Federación Luterana Mundial. Este fideicomiso está y siempre estuvo conectado a la misión de la Iglesia y a los parámetros éticos y normativos de esta misma. Incluso hay cláusulas de porcentaje de becas que deben ser solidariamente puestas a la disposición de personas que necesiten en el ámbito de la comunidad luterana y también local y ecuménica. En este sentido el fideicomiso y la construcción de locales comerciales para su posterior alquiler condicionan totalmente el uso de estos fondos para la misión de la Iglesia, por ende este modelo de fideicomiso, de administración de acuerdo a los parámetros establecidos por la Federación Luterana Mundial al transferir los fondos a la Iglesia nacional y esta consecuentemente a la comunidad local están totalmente documentados y archivados en los anales de la Federación Luterana Mundial (con sede en Ginebra – Suiza), Iglesia Evangélica Luterana Unida (con sede en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina) y de la Parroquia Luterana Olaus Petri (con sede en Oberá, Misiones, Argentina).
Es casi increíble que después de más de 50 años de relación de hecho se desconozcan de forma tan abrupta y sistemática las Normas de Vida, los Estatutos locales y los Estatutos y Reglamentos de la Iglesia Evangélica Luterana Unida.

miércoles, 28 de mayo de 2008

Hablando de pollos y gallinas

Viernes después del almuerzo siempre había un tiempito para hacer alguna tarea doméstica (ayudar mi madre en la cocina) y después preparar mi mochila con una o dos mudas de ropa agarrar mi bicicleta e ir a lo de mis abuelos maternos. Andaba como 8km en de caminos polvorientos de tierra colorada hasta llegar a la chacra, en Yerbal Nuevo (en el interior de Três Passos – Rio Grande do Sul – Brasil). Normalmente el viernes a la tarde mis primos que vivían cerca todavía tenían clases y solamente el sábado podríamos encontrarnos. Esto de las 17 horas llegaba, me inmiscuía en las tareas del ordeñe, el alimentar a los cerdos en el chiquero, buscar pastura para los vacunos (para que sábado y domingo no se hiciera tal tarea pues eran dedicados al descanso). Dentro de un rato ya llegaba la noche, el baño con un tacho que se colgaba de una piola con agua tibia o fría (de acuerdo a la estación del año), y la tan esperada cena con algo que había sobrado del almuerzo, con un poco de mandioca frita, porotos negros, arroz y un poco de carne de cerdo recalentada en la baña (grasa de cerdo).

En los sábados por la mañana mi tía y mi abuela arreglaban todas la cuestiones de la casa, lavaban ropa si era necesario (casi siempre lo era), limpiaban la casa, enceraban y lustraban. Mientras lustrábamos empecé a aprender a bailar, con la música de la radio a pilas (pues energía eléctrica todavía no tenían), los primeros pasos de vals, chotis y vaneirão empezaban a ser ensayados. Después eran puestos a prueba en los bailes del salón comunitario que quedaba a más de 6 km en otra dirección (pero esto ya será otra historia). El tema que me llamaba mucho la atención en aquellos tiempos era algo específico que hacía mi abuela. No todos los fines de semana iba yo allá, pero muchos durante un año.

Sábado a la tarde era el momento de compartir con los/as vecinos/as, siempre se juntaban en la casa de uno o de otro para jugar a las cartas, los varones por un lado y las mujeres por otro (a veces en la misma casa y a veces en casas distintas). Bueno vamos a lo que interesa: muchas veces cuando mi abuela iba a una casa de alguna vecina más lejana llevaba un canastito con huevos de sus gallinas y a la noche volvía con el mismo canasto con la misma cantidad de huevos pero no eran los mismos; otras veces llevaba un gallo y volvía con otro. Yo miraba y no entendía, se iba con una docena de huevos y volvía con la misma docena de huevos y/o iba con un gallo y volvía con otro ¿por qué lo hacía? ¡para llevar a los pollos y huevos a pasear! Un día me animé a preguntar y me explicó lo siguiente:

“-- Mira, si no hacemos esto de cambiar los huevos y/o los gallos por lo menos tres o cuatro veces al año nuestra producción de pollos, gallinas y huevos se viene abajo. Lo que pasa es que hay que “mezclar la raza” para mejorarla, si uno no mezcla quedan “refinados” y la peste los agarra.”

Hasta acá llegamos con lo de mi abuela y lo de mi niñez. Después de muchos años volví a acercarme a estas ideas y al sentido que las mismas tenían en el desarrollo de la humanidad. En tiempos de la facultad de teología he leído un poco de Malinowski y descubierto el porque mi abuela hacía lo que hacía con sus pollos. Llevando el peligro de perder la producción y el encierro genético y/o el “refinamiento” a la perspectiva de la sociedad humana llegamos a algo conocido como etnocentrismo que tiene algunas características muy comunes en muchas comunidades étnicas y también en las cristianas en sus más distintas corrientes:

"* Etnocentrismo invertido (pensar que el otro es mejor)
* Etnocentrismo educacional (mi educación es mejor y la de mi país es mejor que esta de aquí).
* Etnocentrismo Medicinal (mis medicinas son mejores)
* Etnocentrismo Agrario (como lo hacen allí es mejor)
* Etnocentrismo Tecnológico (allí sí que tienen cosas para esto)
* Etnocentrismo Lingüístico (mi lengua es más rica y vale para expresar mejor)
* Etnocentrismo Religioso (mis creencias ayudan, las tuyas destruyen)
* Etnocentrismo Inversal (si tú no sales yo sí)" (Fuente Wikipedia)


Este encierro en si mismo, esta posibilidad de encontrarnos solamente con los “nuestros” y dejar de lado los de “afuera” es un sentido totalmente inverso de la propuesta misma (desde lo genético) de la humanidad para su supervivencia y su perfeccionamiento.

En el evangelio de Mateo encontramos un mandato (entendido como la gran comisión) “Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo” Mt. 28:19-20. Un contrasentido absoluto con la “tradición” de muchos grupos cristianos que han “encerrado” la predicación de la palabra de Dios y del bautismo en un ambiente étnico, o mejor diciendo, en un etnocentrismo religioso.
Hoy, siglo XXI, somos llamados a empezar a hacer el camino inverso del encierro, a empezar a desconectarnos positivamente de esta gran carga del encierro. Lo que decía el ejemplo de mi abuela (sin los reduccionismos implícitos del ejemplo) trasladado al ámbito de la sociedad humana puede ser visto como una construcción que lleva a la muerte misma de la propuesta de cultura o sociedad.

Si una comunidad no intercambia conocimiento, producción social y cultural, si uno se encierra en una perspectiva “verdadera” lo que está haciendo es exactamente lo contrario de lo que uno afirma. Esta búsqueda de la “pureza” genera en verdad una deformación y perversión, basta con mirar las grandes deformaciones ideológicas que hasta hoy sufrimos por la construcción cerrada de algunas miradas. En su genealogía del racismo Michel Foulcault plantea que el dibujo de esta sociedad “moderna” está centrado en una certeza de que puede existir “un ser humano superior al otro”. Con los estudios etnográficos y etnológicos uno va aprendiendo que lo que determina, incluso, algunas características étnicas tiene que ver con el ambiente en dónde se desarrolla tal o cual cultura específica pero esto, de ninguna manera, la hace mejor que otra ni, por ende, superior. Puede ser mejor adaptada una cultura a un cierto ambiente circundante pero siempre con una lógica de apertura pues todas las culturas que se han encerrado o se han vuelto sobre si mismas tienden a desaparecer.

Ahora, cómo trabajamos lo mismo para nuestras comunidades eclesiales que están encerradas sobre si mismas en lo étnico y en lo “doctrinal”? Podríamos empezar a desarrollar las características del encierro pero preferimos encaminar nuestra mirada a las grandes posibilidades de la apertura y del intercambio “genético” en lo que genera nuestra forma de ser Iglesia en esta realidad que nos toca vivir.
Qué lindo que la Iglesia Luterana ha empezado a hacer (hace mucho ya) este camino de apertura:

- en los mediados del siglo pasado (XX) ha entendido que el ministerio de la predicación de la palabra y administración de los sacramentos no era algo privativo del Hombre y empezó a ordenar pastoras. Y qué cambio tan lindo ha vivido la iglesia como un todo por tener esta sensibilidad y esta inteligencia tan desarrollada que tienen las mujeres al servicio de la predicación de la palabra de Dios;

- también ha empezado a hacer parte de entidades ecuménicas a nivel mundial allá por el 1920 y que lindos aportes han traído a nuestra visión confesional el aporte de los ortodoxos, principalmente en lo que dice respecto a la santa cena (comunión) a los niños/as recién bautizados;

- hemos aprendido también que el Bautismo es uno solo (Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, Efésios 4:5), con esto nos dimos cuenta que otros eran tan cristianos como nosotros y que hacemos parte de un mismo Cuerpo de Cristo;
- recibimos la visión de otras confesiones acerca de la realidad sacramental del bautismo y de la santa cena, aprendimos acerca de los misterios de Dios incluidos en los sacramentos. El misterio de Dios no es explicable y entendido (aún por los más entendidos teólogos) pues viene junto, adherido, al acto sacramental;

- aprendimos que la mesa de la santa cena (eucaristía) es la mesa del Señor, y no somos dueños de ella (solamente mayordomos) así que esta mesa es abierta a todos/as los/as bautizados/as independientemente de la confesión en la cual han sido bautizados;

- administrar los dones de gracia que Dios ha concedido a la Iglesia tiene que ver con ponerse al servicio y no servirse. El ser parte de la comunidad tiene que ver principalmente con el participar de la Mesa del Señor y compartir los dones derramados sobre todos/as. Acceder a los servicios ministeriales ó oficios (bautismo, 1ra comunión, confirmación, bendición matrimonial, bendiciones específicas, funerales, etc.) no tiene un “arancel” y/o “precio”, no hay medida monetaria que puede alcanzar el VALOR real de la Gracia de Dios derramada sobre nosotros. El Cuerpo de Cristo – La Iglesia – dejó de ser vista como un almacén en dónde cada “producto” tiene un valor monetario y/o precio, construyendo así un parámetro más comunitario de compartir los dones y ponerlos al servicio del Reino de Dios;

- hemos descubierto con la inclusión de la discusión del género nos ha traído una enorme riqueza al trabajo pastoral y a una visión más amplia del ser humano como criatura de este Dios dador de vida;

- nuestra visión de communio nos hace responsabilizarnos por un sentido oikonómico más acorde a la dignidad de la creación y una perspectiva profética en cuanto las injusticias generadas por una economía desconectada de la vida y de la humanidad;

- nuestras comunidades eclesiales se han visto enormemente enriquecidas con nuevos ritmos musicales y tintes culturales distintos en las celebraciones, estamos en camino de transformarnos en una Iglesia cada vez más inclusiva y participativa en dónde todos/as tienen voz (y voto) para construir juntos un camino iluminado por la luz de Cristo.

Este camino recién está empezando, pero este intercambio de ideas y perspectivas nos hacen crecer, salir del encierro y nos llaman la atención para aquellos rincones “cerrados” que todavía tenemos. Hay comunidades que todavía tienen el rancio del encierro y están enfocadas en un ámbito étnico y/o de grupos familiares entorpeciendo la libertad de la palabra de Dios y la construcción a partir de la gracia. Los resquemores de las propuestas afincadas con la muerte y/o fin en si mismo tiemblan y pierden sentido con la claridad del mensaje del evangelio y de la gracia de Dios. Aunque, a veces, muchas de estas propuestas se muestran como mayoritarias y totalitarias tienden a derrocarse pues tienen en su centro el germen de la muerte y no producen nada más que exclusión, injusticia, malos tratos, violencia institucional y corrupción endémica.

Si empezamos a trabajar cada día más para aprender a compartir las nuevas perspectivas que muchos/as cristianos/as se predisponen a construir quizás podríamos a aprender a disfrutar cada vez más de los dones de Dios derramados por su gracia sobre nosotros. Somos invitados/as a participar cada día más con apertura y sentido de construcción comunitaria y participativa en nuestra comunidad y a apoyar, en la sociedad, propuestas congruentes con el sentido cristiano.

Con los pollos y gallinas de mi abuela he visto que el mundo se puede mirar desde otro punto de vista y que el encierro nos lleva si o si a la muerte. El abrirse tiene que ver con estar dentro del soplo del Espíritu Santo en el medio nuestro, el romper las barreras de la muerte tiene a ver con el optar por propuestas de dignificación de la vida y del mundo creado por Dios.

El abono de nuestro crecimiento solo se puede encontrar en el intercambio entre varias vertientes de pensamiento y de interpretación de la Palabra de Dios para nuestros días. Que este Santo Espíritu de Dios nos llame y nos envíe cada día más para estos desafíos.

sábado, 10 de mayo de 2008

Mientras dure el sol

«Mientras dure la tierra, no cesarán
la siembra y la cosecha
el frío y el calor,
el verano y el invierno,
el día y la noche.»
Génesis 8:22
En estos días Myanmar fue asolado por el Ciclón Nargis que dejó entre 63 y 100 mil muertos y más de un millón de personas desabrigadas y sin las necesidades básicas satisfechas. Aparte las autoridades dictatoriales del país (que están en el poder desde 1962) no dejan las ayudas internacionales llegar a tiempo y forma a los lugares en donde muchas personas están necesitadas.

Pero podríamos hacernos los desentendidos pues este país queda muy lejos de nosotros y no estamos muy al tanto de aquella realidad pues acá hay situaciones más “candentes” que nos mueven y nos conmueven mucho más. Qué tenemos a ver nosotros con toda la realidad de Asia o en otras partes del mundo? Vamos intentar acercarnos a este tipo de pensamientos pero a la inversa: si no nos empezamos a preocupar con lo que está pasando allá hoy y ahora, mañana cuando nos pase algo por el estilo quién se preocupará con nosotros? Seria la máxima egoísta nuestro motivo a preocuparnos por aquellos que han perdido todo en algunas horas. Imaginémonos la devastación de casi toda la provincia de Misiones por un ciclón, varios pueblos con sus habitantes hubieran desaparecido y los sobrevivientes estuviéramos entre escombros y sin las condiciones de acceder a lo básico, el agua y el alimento.

Estas grandes catástrofes son consecuencias generadas por el calentamiento global a causa del efecto estufa. Pero qué tendría esto que ver con el sentido de la Fe y la reflexión en y con la Iglesia? Hablemos del tiempo de Pentecostés y no de lo de Asia, no? Bien, acá empezamos a dar con el sentido de ser cristianos comprometidos con y en el mundo. Algunos pensamos estar afuera de esta realidad en lo que atañe a la Fe y la vida cristiana, pero si empezamos a hacer una lectura bíblica menos mística vamos a entender los relatos de una forma más auténtica y conectada con la realidad de la construcción humana en relación con el Dios creador, con aquél que infunde el aliento de vida en el Adán (Adamah – tierra en hebreo) primigenio. Este espíritu de Dios es el iniciador y generador de lo que nosotros conocemos por vida.
En la secuencia del segundo relato de la creación, Génesis 2 está el relato de la caída y la advertencia de Dios a los intentos “echar mano al árbol de la vida” y así intente ser sempiterno. De allí aparece el gran desafío planteado por la humanidad a sí misma, “dominar a la creación” en el afán de pensar y creer (una auto creencia generada en el pecado) tener el “poder” sobre todas las cosas y realidades.
Pequeña es la vida humana pensando en la grandeza de Dios, grande es Dios al darnos cada día más y más oportunidades para encontrar el verdadero sentido de nuestras vidas en el servicio de su Reino y de la construcción de una realidad más apacible y llevadera. Pero allí el viejo Adán vuelve a cometer el mismo error, pensando ser el dueño del conocimiento del bien y del mal, pues comió del árbol del bien y del mal, y ser totalmente superior a toda la creación.

Quizás si empezáramos a mirar nuestro entorno, nuestra realidad con ojos distintos y acercarnos a la palabra de Dios y a este Espíritu Santo Creador entregado a todos/as, pudiéramos entonces tener una mirada más profunda de nuestra extrema relación con aquél creador. Somos parte de esta masa que Dios ha moldeado e insuflado con Su Espíritu dándonos vida, es casi increíble que nos hemos alejado tanto de este sentido creador de Dios para con nosotros; de este sentido dador de vida (toda la vida y toda forma de vida) para que la pudiéramos disfrutar en abundancia. Pero siempre estamos intermediados por nuestra realidad pecadora, redimida por Cristo con su muerte en la Cruz, pero pecadora en el sentido de relacionarnos con los dones de Dios manifiestos en toda la creación. Hemos perdido, o no nos damos cuenta de este lazo enorme (casi como un cordón umbilical) de las criaturas (nosotros) con el creador (Dios).
Como cristianos creyentes en esta redención de la humanidad hecha por Cristo somos llamados y llamadas a empezar a reinterpretar nuestra relación con la misma creación, somos llamados/as a reencontrarnos con aquella tierra que es parte de nuestro ser (el humus del humanus). No es por nada que las liturgias fúnebres de la iglesia cristiana nos dejan entrever esta realidad, de la tierra venimos y a la tierra volveremos.
Somos llamados y llamadas a empezar un cambio de mentalidad (una conversión) en cuanto a nuestra relación con la creación como un todo y resituarnos en este mundo como parte de la misma, alimentados por este Espíritu de Dios. El cuidado del medio ambiente hoy, es el llamado principal del sacerdocio universal de todos los creyentes, la confluencia de nuestros esfuerzos para cambiar la lógica destructiva de nuestra humanidad tiene que ver con el intento de buscar la transformación alimentados y alentados por este espíritu vivificante de este Dios que nunca nos abandona.