domingo, 15 de febrero de 2009

¡Si Cristo lo quiere!

“Entonces se le acercó un leproso para pedirle ayuda y, cayendo de rodillas, le dijo: Si quieres, puedes purificarme”. Jesús conmovido, extendió la mano y lo tocó, dicieno: “Lo quiero, queda purificado”.

En el fragmento del Evangelio de Marcos que presentamos arriba quisiéramos que se prestara atención en dos cuestiones solamente.

1. La persona enferma en aquél momento presentó su pedido pero a sabiendas de quién era que podría sanarlo (Si quieres…);

2. Es Jesús mismo, en persona, quién lo purifica de su enfermedad.

Dentro de la perspectiva protestante uno entiende la acción de Dios para con la humanidad, partiendo directamente de Dios mismo, no habiendo intermediarios. 

La relación de todos los que en Cristo creen (los cristianos) con Dios se hace con y en la comunidad (pues donde dos o tres estuvieren reunidos en mi nombre). 

No es aceptable que empiecen a aparecer personas que se dicen iluminadas por Dios para sanar y/o liberar a otros. 

Los mandatos divinos son siempre comunitarios, son para y con su pueblo. Si nos remontamos al Antiguo Testamento Dios siempre hizo alianzas con su pueblo, no con individuos.

Sería bastante desubicado si llegáramos a decir que Dios se ha revelado en una persona y le ha dado poderes extra terrenales que le permiten sanar a otras personas; puesto que así estaríamos diciendo, contradictoriamente, que hay INTERMEDIARIOS elegidos. 

Así que todos aquellos que hemos, por hay, pensado que algunas personas pueden estar iluminadas por Dios para sanar o para actuar en nombre de, podemos ir sacando estas ideas de nuestra cabeza, pues como en el texto del Evangelio es Cristo el sujeto de la acción y lo hizo por que el quiso y no porque el enfermo se lo pidió. 

Tampoco el enfermo le dijo: Mira Jesús, si Ud. me cura yo le puedo pagar la promesa que hice. Me voy caminando de acá hasta ….. ¡No, fue Cristo mismo, en persona que lo curó y lo purificó!

Estos días escuchaba un anuncio en una emisora que decía que tal persona ya a tener la última función de sanción y milagros. Una mujer relataba que había sido sanada y que tal persona le había llevado al milagro. 

De ninguna forma ha hecho Dios alianzas con individuos (en una propuesta individualista) y le ha dado poderes para en su nombre hacer milagros. 

Que sean personas que tengan el don de llevar a otras personas con su labia y retórica no tenemos ninguna duda, en cuanto a lo otro no nos alcanzaría el papel para escribir todo.

En 2 Reyes hay una historia que ejemplifica bien este tipo de situaciones: una persona solicita ser sanada por un profeta de Dios, y aquél le dice que se bañe en el Jordán siete veces y estará sanado. 

La persona primero dice que pensaba que el profeta le iba a imponer las manos y hacerle algún acto. 

El profeta le dice que es Dios mismo quién lo puede sanar y no por la voluntad de él. 

El que fue sanado después le quiere pagar por lo que recibió, pero el profeta le dice: “Por la vida del Señor, a quine sirvo, no aceptaré nada” y despide al otro diciéndole que vaya en paz. 

Entonces, si hay alguien que llega a sanar en el nombre de Dios uno por principio no le puede regalar, dar, pagar ni ofrendar nada. 

Pues según el texto bíblico aquél que recibe paga por un milagro hecho por Dios quedará con la enfermedad que tenía el que fue sanado.

Así que, fijémonos si realmente aquellos/as que dicen tener revelaciones, inspiraciones, estigmas y/o otros poderes extra terrenales actúan de esta forma. Si realmente le dicen a los “sanados” que no le den nada a ellos ni a sus seguidores. Creemos que no es tan difícil darnos cuenta de esto. ¿O lo hacen tan bien que todavía le creemos?

Que nuestro Dios y Señor los bendiga y los guarde permitiendo que tengan la vocación del discernimiento.