viernes, 23 de noviembre de 2007

Se viene la Navidad

En pocos días empezamos el tiempo de adviento y navidad. Siempre es tiempo de volver a la fuente y empezar a recapacitar, resignificar aquello que para muchos, “ya no tiene nada más que decir”.

Encontrarnos cerca de 2008 años después del evento que hizo cambiar totalmente a la humanidad, Dios mismo que se hizo ser humano, es algo que tendría que generar en todas las personas una inmensa alegría y un regocijo durante todo el año y toda nuestra vida.

Pareciera algo tan distante y que ya no tiene sentido, hablarle a los/as niños/as, a las familias y a la comunidad acerca del evento: el nacimiento del hijo de Dios en nuestro medio, de este verbo hecho carne.

Tan importante es para nuestra actualidad volver a resignificar, traer de vuelta el significado original de la Navidad. Si este evento del pasado aconteciera en nuestros días tendríamos que hacer un gran ejercicio para encontrar el lugar en dónde Jesús pudiera nacer.

El ejercicio es valido siempre y cuando lo hagamos en el sentido de encontrar en la realidad misma los lugares que hoy todavía, pasados 2000 años, tienen la precariedad de aquél pesebre, de los/as niños/as que nacen sin condiciones y muchas puertas le son cerradas a causa de ello.

Está en nosotros sacar la idea que Jesús está encerrado “en nuestro corazón” y que nos está llamando a esta realidad y a este mundo, que tanto necesita nuestro compromiso. Que bueno sería si pudiéramos, de esta forma, encontrar un nuevo sentido para la Navidad y a partir de él empezar a generar novedades en nuestra comunidad y en nuestra ciudad.

¿Qué tal si encontramos al niño Jesús en los ojos de alguna criatura sin las necesidades básicas satisfechas? Ó ¿en un/a niño/a que no tiene acceso a la salud y a la educación? Quizás esto cambie también nuestra forma de ser Iglesia y ser comunidad.

Pero señores pastores, ¿que es esto de hablar de un nuevo sentido de navidad? Si estamos muy bien así, ¿para qué hacernos pensar y empezar a cambiar las cosas que siempre estuvieron así? Mejor es pensar que Jesús está bien quietito en nuestro corazón y ¿para qué sacarlo de allí y ponerlo en lugares que no son agradables para nuestros ojos?

Podríamos hacer el ejercicio de empezar a pensar distinto pues esto nos ayuda a renovarnos y recapacitar nuestra operatividad como cristianos en respuesta a todo lo que Dios ha hecho por nosotros/as. Sería muy lindo si en algunos años pudiéramos decir que el comienzo del cambio de mentalidad (conversión) nos llevó a empezar un proceso que nos ha transformado completamente. Nuevos seres humanos somos pues hemos encontrado en este Espíritu Santo de Dios la fuerza para empezar este camino desafiador de la Fe en Cristo Jesús. El niño que ha nacido en nuestro medio nos llama a reconocerlo y nos plantea el desafío. Por ello nosotros somos invitados a empezar este proceso de transformación, interior, comunitaria y en toda la realidad circundante.

Quizás si empezamos pronto ya podamos sentir en esta navidad el cosquilleo del desafío para la nueva realidad, del cambio de nuestras vidas en búsqueda de sentido y servicio dentro de la perspectiva del Reino de Dios.

Que este Espíritu Santo de Dios entre en nuestros corazones y empiece a generar la inquietud de la búsqueda, del desafío y de la satisfacción de poder empezar este camino tan lindo de seguir a Cristo. Un Cristo que nos llama desde la inocencia de aquél niño nacido en el pesebre de los excluidos para una inclusión en un nuevo mundo, una nueva tierra posible y mejor de ser vivida para todos y todas.


La bendición de nuestro Señor Jesucristo sea con ustedes hoy y siempre.

1 comentario:

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